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ICA: Aventura

  • Foto del escritor: Pink Girl
    Pink Girl
  • 17 ene 2017
  • 4 Min. de lectura

El título de hoy se lo debo a la película "Comer, Rezar, Amar" la cual recomiendo, y no les contaré, por dos razones: 1) este post no trata de eso y 2) podría caer en spoilers, y sé que me matarían (yo misma me mataría si me contara el final). Sin embargo, y volviendo a lo que les contaba inicialmente, en esta película se encuentra una frase que me caló en el alma: "Toda ciudad tiene una palabra" que se refiere a que a todo lugar le corresponde una palabra que la define.


Pensando en ello y al recorrer mis memorias sobre mí caótico y divertido viaje a Ica, solo una palabra vino a mi mente: Aventura.


Eran las 12 pm del viernes cuando finalmente, y después de manejar por la carretera, por casi 4 horas, llegamos a Ica.


El plan era simple llegábamos en viernes, buscábamos hotel (el más económico) y nos alojábamos ahí solo durante la madrugada. El sábado a las 6 am nos levantábamos, corríamos al mercado más cercano a desayunar, manejábamos a la Huacachina, recorríamos el lugar y luego rumbo a la bahía de Paracas a bañarnos en el mar. Para finalmente ir a almorzar en Chincha y posteriormente regresar a casa.


La realidad fue diferente... algo bastante diferente.

Lo que deben saber de mí, es que me gusta viajar, me encanta la idea de ir y explorar nuevo territorio. No existe viaje demasiado largo o corto, solo la sensación de salir de casa ya lo convierte en una preciosa aventura.


Mi presupuesto, casi siempre es mega ajustado o inexistente, así que de por sí la aventura esta garantizada.


E Ica no fue la excepción.

Aquella noche en que llegamos, se presentaron dos problemas: 1) no existía hospedaje cercano que aceptará cochera y 2) el único que encontramos no tenía habitación disponible.


Era poco más de la media noche, cuando caímos en cuenta que a esa hora, era batalla perdida encontrar donde dormir, así que como buenos aventureros improvisamos el hospedaje.


¿En qué consistió? Encontramos un garage y le pedimos de favor al guardia nos dejará dormir en nuestro carro. La verdad Sr. si alguna vez lee esto, le agradezco a mil, porque ganas de manejar ya no teníamos, el sueño era excesivo, y las probabilidades de sobrevivir aquella noche con el carro aparcado en cualquier lugar, eran nulas.


Así que descubrí las ventajas de tener un auto con espacio, y aunque no fue la noche perfecta pues tuvimos a unos vecinos muy escandalosos, algo hemos podido descansar, y las energías para la siguiente jornada no dudaron en llegar.


Al día siguiente, a las 6 am, como lo planificamos, nos dirigimos al Mercado Modelo de Ica, y adivinen que... no había una sola persona que tuviera un puesto abierto para desayunar. Así que nos dirigimos a la plaza central, pensando que por allí encontraríamos algo.



La verdad que a parte de tomarnos fotos en la plaza, nada más hicimos por allí. Tampoco tiempo no teníamos, pues no existe zona de parqueo (desventajas de ir en auto)


Finalmente a dos cuadras de la plaza, encontramos un puesto que vendía desayunados, el pan a 1 sol y la bebida también. Primera vez que me animé a tomar maca, muy rica por cierta.


Ya con las baterías recargadas nos fuimos rumbo a la Huacachina.


Se preguntarán que hacíamos en la Huacachina a las 7 am, pues les diré que resultó ser la mejor hora. Sin planificarlo, llegamos y logramos subir a los Tubulares. Una experiencia llena de adrenalina que me encantó; y dado que no había gente alrededor, las fotos salieron estupendas.


Un detalle que si me indigno es que existen zonas en las dunas, donde puedes apreciar botellas de plástico tiradas. No sé si fueron los mismo pobladores (lo cual dudo) o quiénes llegamos de visita por allí, pero tengamos cuidado y respetemos todo lugar al que vamos.


Una vez descendimos del auto, recorrimos la Huacachina, y aunque es un lugar hermoso, me apena decir que se ve descuidado, como un lugar que se pierde en el olvido... espero que como peruanos podamos hacer algo para recuperarlo, pues de por sí todo turista que va a Ica siempre llega a la Huacachina.


Después de vivir esta aventura, nos dirigimos a la Bahía de Paracas, donde comimos un rico menú, en compañía del mar.


No nos bañamos en la bahía, debido a la hora y a que los veraneantes llegaban pasadas las 2 pm por que el sol estaba en todo su apogeo. Así que algo decepcionados de vivir la aventura playera nos dirigimos a Chincha, donde vimos la Ciudadela La Centinela (El costo para ingresar es de 13.50 por persona)


Siendo ya la hora muy avanzada, empezamos nuestro retorno a Lima, no sin antes pararnos a probar en el camino los famosos Helados de Pura Fruta "E.T." estaban tan ricos que hasta su slogan recuerdo: "Un sabor de otro mundo"


Recuerdo que me los recomendaron hace tiempo: "si vas al sur prueba los helados marcianito" y cuando los vi no deje de decir quiero probarlos, creo que di tanta lata con ello, que mis compañeros, resignados hicieron la parada, y valla que valió la pena todo mi drama. ¡Estaban deliciosos!


Y esa fue mi aventura en el sur... tal vez lo más anecdótico fue dormir en el auto, y descubrir que tan incómodo no es.


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Dicen que la clave de la vida es no temer y arriesgarse, actualmente me encuentro en medio de ese autodescubrimiento. Me llamo Dana, tengo 25 años y soy peruana.

 

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